Uno de cada cuatro bebés nacidos en América Latina son hijos de madres entre 10 y 19 años. Además de los riesgos biológicos para la madre y el niño, el embarazo adolescente también trae consigo trastornos emocionales y económicos en los núcleos familiares donde se produce. La interrupción del proceso de formación del individuo -que se ve obligado a abandonar la escuela y es excluido del mercado laboral- y la falta de apoyo de la familia y los amigos, entre otros, son algunos de los dilemas a los que se ven obligados los adolescentes cuando se encuentran a la espera de un hijo no deseado.
La falta de información, el conocimiento del propio cuerpo y el inicio precoz de la actividad sexual son algunas de las causas que se han convertido en la principal preocupación de los especialistas que trabajan directamente con el problema de maternidad en adolescentes. La situación es tan grave que la OMS ya está creando proyectos de prevención en todos los países.
Estadísticas
La inconveniencia del embarazo adolescente adquiere proporciones aún mayores cuando pensamos en el crecimiento del número de nacimientos realizados en América Latina en niñas de entre 10 y 19 años.
En 1999, de un total de 2,6 millones de nacimientos realizados por el Sistema Único de Salud del Brasil (SUS), 31.000 fueron realizados en niñas de 10 a 14 años y 673.000 en niñas de 15 a 19 años. La ginecóloga Silvana Gomes, que también es especialista en sexualidad humana durante la adolescencia, reconoce el problema y afirma que es entre las niñas de 10 a 14 años de edad donde la situación es más complicada. Según ella, el número de nacimientos de madres de entre 15 y 19 años de edad ha aumentado, sí, pero en proporción al crecimiento de la población de este grupo de edad.
Por otro lado, el crecimiento de los nacimientos en niñas de entre 10 y 14 años de edad fue mucho mayor que el crecimiento de esta población. "En este grupo de edad, que es el que presenta más riesgos tanto para la madre como para el bebé, el número de nacimientos se ha disparado", explica.
Causas del problema
Según Silvana Gomes, hay muchos factores que contribuyen a la alta incidencia de la maternidad durante la adolescencia. El inicio temprano de la vida sexual, la falta de uso de métodos anticonceptivos -o el uso inadecuado de ellos-, la dificultad para creer en la propia capacidad de reproducción y la falta de dinero para adquirir el método son algunas de las causas más comunes que suelen aparecer asociadas. "Tampoco es difícil darse cuenta de que cuanto menos educada seas, mayor será el riesgo de embarazo en la adolescencia", argumenta.
Para Virgínia Werneck Marinho, ginecóloga de niños y adolescentes, también hay que considerar el hecho de que, para los adolescentes, aunque tengan información sobre los riesgos, cualquier planificación puede quitarles el encanto del sexo, lo que les lleva a practicar el acto sin pensar en las consecuencias. Otro problema es que los puestos de salud no atraen a los jóvenes, temen ser reprendidos por la decisión de iniciar la vida sexual y no confían en el SUS. "Alrededor del 20% de los embarazos adolescentes se producen en los primeros meses de vida sexual y, entre el 40% y el 50%, en el primer año. Sólo cuando los adolescentes pasen por una situación de riesgo pensarán en prevenirse", explica.
Riesgos de un embarazo no planificado
Hay muchos riesgos de embarazo adolescente. Es responsable de una gran agitación social para toda la familia porque está fuera del contexto del matrimonio. "En el pasado, las chicas se casaban muy pronto y por consiguiente también tenían hijos muy pequeños. Por lo tanto, las implicaciones hoy en día son mucho más sociales que biológicas", dice Silvana Gomes. Es de este embarazo no planeado que viene el abandono de la escuela, el empobrecimiento del núcleo familiar, la exclusión de la adolescente del mercado, etc.
En el período comprendido entre los 15 y los 19 años de edad, ya que con el seguimiento médico adecuado, las adolescentes presentan las mismas características de embarazo que una mujer adulta, por lo que es un mito decir que sufren mayores riesgos biológicos de quedar embarazadas.
Sin embargo, antes de los 14 años, la situación se complica. Según Silvana Gomes, en este grupo de edad, el sistema reproductivo de la niña aún no está maduro y, debido a ello, puede producirse una mayor incidencia de enfermedades hipertensivas, nacimientos prematuros, ruptura prematura de la bolsa, malnutrición del bebé y de la madre.
Otro factor preocupante es que el riesgo de mortalidad infantil en el primer año de vida de los hijos de madres adolescentes es mucho mayor que el de las madres adultas, especialmente en lo que respecta a la atención posparto.
Para Virginia Werneck, estas madres también son inmaduras emocionalmente y dejan de cuidar a sus bebés. Es muy común que experimenten una depresión severa.
"Cuando el embarazo no está planificado, comienzan el prenatal más tarde por miedo a ser criticados, por lo que las posibilidades de una complicación son mucho mayores.